Recientemente, en un proceso de coaching individual, surgió la necesidad de trabajar sobre la habilidad de recibir, afrontar críticas y posicionarse adecuadamente ante ellas; sabiendo que algunas habría que aceptarlas, otras dejarlas pasar y con otras quizás afianzar posturas o posiciones.
¡Qué fácil es hacer crítica! ¡Y qué difícil es recibirla!
- Creer que no hay mala fe en la persona que me emite la crítica.
- Confiar en el beneficio de la crítica, en la información útil y el aprendizaje que me aporta.
- Vivirla como una oportunidad para conocerme desde la visión que las demás personas tienen de mí y aprovecharla en mi beneficio para mejorar, aprender, superar mis limitaciones.
- Tomar nota de los aspectos o habilidades a mejorar y enfocarme en ellos.
También está su contra cara, la habilidad de saber expresar una crítica constructivamente. Entre las emociones que debemos comunicar están las positivas y negativas, la habilidad está en saber hacerlo sin ocasionar dolor o daño a la persona que la recibe. ¡A quién no le gusta la crítica que se hace en un tono amistoso, tanto en contenido como en conteniente, en el fondo y en la forma!
Son dos habilidades sociales, tan difíciles una como otra, que nos ayudan a entender a las demás persona y a conocernos mejor.
La asertividad es para mi la reina de las habilidades, esa palabra a la vez muy sonada, a la vez poco conocida. Esa capacidad de expresar sentimientos, pensamientos y creencias de una manera directa, honesta y adecuada a la situación, escuchando el punto de vista ajeno; siendo justo/a conmigo y con la otra persona. El respeto y la escucha son sus principales acompañantes.
Algunas ideas para cuando nos toque recibir críticas:
- Escuchar con atención toda la información recibida, ya que nos puede servir para mejorar como progenitores, como amantes, como compañeros/as de trabajo, como estudiantes, como amigo/a, como hijos/as…
- No teniendo miedo a reconocer nuestros errores. Dándome permiso para aceptarlos y rectificarlos.
- Mostrando nuestro acuerdo total o parcial con lo que nos dicen. Expresando nuestros sentimientos, si nos sientan mal, distinguiendo siempre el fondo de la de la forma.
- Negando con asertividad, con respeto hacia la otra persona, las imputaciones que creemos inadecuadas.
- Solicitando mayor información o incluso alternativas de mejora a quién está haciendo la crítica.
- Comprometiéndonos a mejorar aquello que reconozcamos posible o accesible a nuestras posibilidades.
- Agradeciendo la aportación de información que supone la crítica y la posibilidad que me brinda de mejorar, aprendizaje y desarrollo personal.
- Utilizando una comunicación verbal adecuada, hábil: usar la primera persona (YO).
- Utilizando una comunicación no-verbal adecuada, hábil: Atendiendo y cuidando: el contacto ocular, la expresión facial, la postura corporal, los gestos, la sonrisa, el volumen, la inflexión y la entonación de voz, la fluidez, la claridad y la velocidad del discurso, el tiempo de habla, las pausas, los silencios, y la gestiona adecuadamente del contacto físico, la distancia y la proximidad. (Referencia: http://revista.consumer.es)
Algunas ideas para cuando nos toque criticar:
- Una comunicación verbal hábil, es aquella que envía “mensaje yo, es decir, en primera persona”. Es un mensaje especialmente útil para expresar una crítica o nuestros sentimientos negativos.
- Su esencia reside en saber hablar por sí mismo/a sin imputar o atribuir a la otra persona mis opiniones, sentimientos o cambios en mi conducta.
- Es un mensaje sumamente respetuoso que expresa los sentimientos, opiniones y deseos sin evaluar o reprochar la conducta de las demás personas, además de facilitar la expresión de las diferencias y del desacuerdo.
- Es un mensaje contrario al \»mensaje Tú\» que, en cambio, es muy favorable para utilizarlo cuando queremos atribuir a otra persona elogios o destacar sus cualidades positivas (Ejemplo: \»Eres muy agradable\»).
Es frecuente tender a acusar a la otra persona, centrarnos en el otro/a. En cambio este enfoque nos permite enfocarnos constructivamente en nosotros/as mismos/as y estar claros con respecto a nuestros propios sentimientos y pensamientos.
Comprende una exposición de tres partes:
1-DESCRIBIR (de forma objetiva y breve) el hecho, situación o comportamiento que te molesta o te crea problemas, (NO debemos evaluar ni emitir juicios). Ejemplos: \»Cuando por la anoche llegas a las 13,30 h. y habías prometido venir a casa a las 11h…\».
2-EFECTO/SENTIMIENTO – Expresar como me siento (sentimiento o emoción) a consecuencia del comportamiento anterior: \»Yo siento\», en vez de \»Tu eres\». Ejemplo: “me siento decepcionada”, “siento que no soy valorada por mi trabajo”.
La frase puede estructurarse solo hasta el punto dos, si nuestro propósito es simplemente expresar nuestro sentimiento, o pasar al punto 3 si nuestro objetivo es pedir un cambio, o expresar una sugerencia.
3-HACER UNA PETICIÓN – no exigir: Solicitarlos de forma clara, precisa. Ejemplo: “me gustaría encontrar las cosas recogidas”. “quisiera que me llames para no quedar esperándote hasta tan tarde”.
Por último, podemos elogiar los cambios prometidos o puestos en marcha valorando el esfuerzo que han requerido de la otra persona. También es favorable agradecer que se nos haya dado la oportunidad de expresarnos y hacer nuestra petición. No obstante, tengamos presente que el empleo de esta técnica depende del contexto y de las personas involucradas en la situación.
Déjanos tu comentario. Gracias!